Aparataje y dispositivos en el posoperatorio de cirugía cardíaca
Por María Blanco
Enfermera Cirugía Cardiaca y Cardiología
Hospital Meixoeiro
Vigo
Después de una intervención de cirugía cardiaca, y una estancia de tiempo variable en la Unidad de Recuperación de Cirugía cardiaca, el paciente es trasladado a nuestra planta de hospitalización. Tras la valoración inicial, como previamente expuso mi compañera Cristina, voy a describir qué clase de aparataje suele acompañar a estos pacientes, y los cuidados que precisan. Así también pueden colaborar, dentro de sus posibilidades, en su pronta recuperación.
Drenaje torácico
Cuando han pasado menos de 48 horas desde la intervención, los pacientes suelen llegar a planta todavía con los tubos de drenaje en el tórax. Así que lo más probable es que nos encontremos con un drenaje torácico tipo Pleurevac como el de la fotografía.
El drenaje torácico es un sistema con uno o varios tubos colocados en la pleura o mediastino que se exteriorizan a través del abdomen. Su función es ir eliminando el contenido drenado, ya sea líquido o gaseoso, a un depósito.
La enfermera destapará el tórax del paciente y verá cuántos tubos trae. Éstos están fijados al tórax mediante apósitos limpios y secos.
El contenedor estará por debajo del tórax, incluso durante el traslado desde la Unidad de Recuperación cardíaca.
Comprobaremos la ausencia de acodamientos, y que las conexiones estén seguras. Para ello disponemos de bridas que colocaremos a su llegada.
El contenedor del drenaje consta de tres compartimentos:
Una cámara recolectora:
Comprobaremos que el contenido drenado no esté volcado.
Si apreciamos algún coágulo de sangre o fibrina en los tubos, procederemos a ordeñarlos, es decir, con una mano pinzamos el tubo en el tramo próximo al paciente y con la otra hacemos presiones para deshacer lo que impide el paso del líquido hacia el contenedor.
Hacemos una marca y colocamos una pegatina con la fecha, la hora y la cantidad con la que llega a planta.
Al día siguiente a las 9:00h registramos en GACELA (nuestro soporte informático), el total y el diferencial del líquido drenado, así como sus características (seroso, serohemático, hemático o purulento).
Un sello de agua:
Comprobaremos si tiene 2 cc de líquido azul. Y la presencia de fugas si burbujea.
Una columna para control de aspiración:
El drenaje estará conectado a aspiración. La TCAE se encargará de colocar la toma de aspiración en la toma de vacío de la pared, y a su vez la alargadera al drenaje. El manómetro se abrirá hasta conseguir un burbujeo suave.
Comprobaremos que tiene una aspiración adecuada. Rellenaremos con suero fisiológico si falta.
Los nuevos sistemas de drenaje traen un acordeón de color naranja que se despliega cuando está aspirando.
¿En qué puede colaborar el paciente?
Evitando movimientos bruscos, así no habrá peligro de desconexión accidental.
Cuando esté sentado en el sillón o camine al baño mantendrá el drenaje debajo de su cintura y evitará que caiga.
Nos avisará si los apósitos están húmedos o despegados, así como si presenta dificultad para respirar o dolor.
El marcapasos epicárdico
Durante la intervención, el cirujano cardíaco sutura un cable (electrodo) al epicardio
del corazón y lo exterioriza a través de la pared del abdomen.
Este es el motivo por el que encontramos uno o varios cables saliendo del abdomen.
Podrán ser uno o dos cables en el flanco izquierdo, serán cables ventriculares, y a
veces además un cable en el flanco derecho llamado cable auricular.
Todos ellos deben venir protegidos con apósitos. Para manipularlos es necesario
hacerlo siempre con guantes, para evitar estímulos por electricidad estática.
A veces es necesario mantener un marcapasos epicárdico de forma transitoria,
porque está indicado en el tratamiento de arritmias con compromiso hemodinámico.
El marcapasos iniciará la estimulación para garantizar un buen aporte sanguíneo a
todos los órganos. Conservará la estabilidad hemodinámica y la perfusión tisular,
previéndose su retirada en pocos días, al corregirse el trastorno de conducción.
En el generador del marcapasos, el cable ventricular está conectado al polo
negativo, y en el polo positivo estará conectado o bien un segundo cable ventricular,
o la punta de una aguja que atraviesa un pequeño pliegue abdominal.
El cable auricular, también podrá estar conectado al generador. Todo dependerá
en qué modo esté programado el marcapasos.
Tanto los cables como la aguja vendrán tapados con apósitos, y bien fijados, para
evitar desconexiones.
Comprobaremos si el paciente está dependiente del marcapasos :
Según el modelo, habrá una flecha luminosa que apunta hacia el paciente
(estimulando) o una flecha luminosa que apunta hacia el generador (sensando).
Nos fijaremos en el indicador de batería, y lo revisaremos al menos una vez por
turno.
Si está dependiente lo haremos varias veces por turno ya que el consumo es mayor y
cambiaremos la pila si es necesario. Llevan batería de 9 Voltios.
Los generadores son programados por el médico de tal forma que se evita interferir
con la actividad cardíaca propia del paciente. Y a una frecuencia cardíaca bajo la
cual el generador estimularía al corazón.
Todos los generadores tienen un botón de emergencia. Con una preprogramación
para una actividad de alto estímulo.
El generador deberá estar bloqueado por seguridad. Lo mantendremos en una bolsita
dentro de la mesilla del paciente.
¿En qué puede ayudarnos el paciente?
Evitando tirones, no enrollando los cables sobre el generador, y siendo cuidadoso a la hora de movilizarse y transportarlo. Se tendrá en cuenta que es un dispositivo frágil, y que podría romperse con una caída.
La oxigenoterapia
Valoraremos la saturación de oxígeno en un dedo, y en función de ella colocaremos gafas nasales, mascarilla Venturi o reservorio de oxígeno.
Si el paciente presenta buena saturación le retiraremos el aporte de oxígeno. Y se valorará al menos una vez por turno.
Si el paciente necesita oxígeno, le explicaremos la importancia de mantenerse bien hidratado, bebiendo sorbitos de agua. Incluso podemos facilitarle un poco de vaselina para aplicar en los labios.
Una vez más, puede colaborar avisándonos si presenta dificultad respiratoria (disnea).
El incentivador respiratorio se le facilita al paciente antes de la cirugía con el fin de aumentar su capacidad pulmonar, y para su uso después de la intervención.
Normalmente lo traen a nuestra planta junto con sus pertenencias.
Preguntaremos si sabe utilizarlo y le recordaremos su utilidad a la hora de movilizar secreciones, uno de los principales problemas posquirúrgicos, y para que su capacidad pulmonar vuelva a la normalidad lo más rápido posible.
Recordemos su funcionamiento
Conectamos el tubo a la cajita donde están alojadas las bolas. La boquilla hacia el paciente.
Debe rodear con sus labios la boquilla y absorber para elevar el mayor número de bolas posible. Se trata de subirlas, pero también de mantenerlas arriba el mayor tiempo posible.
Si invertimos la cajita de las bolas, el paciente puede hacer lo mismo soplando.
¿Cómo puede colaborar?
Haciendo los ejercicios todos los días, cada dos horas, diez repeticiones.
No es conveniente hacerlo después de comer.
Sin desanimarse, lo importante es la constancia y poco a poco se notarán los progresos.
La sonda vesical
En muchas ocasiones la sonda vesical ya se la retira la enfermera en la Unidad de Recuperación cardíaca. Nosotras debemos estar pendientes de la primera micción espontánea. La TCAE le facilitarán un orinal cuando lo necesite.
Si aún así tiene una sonda vesical anotaremos; el tipo, calibre y fecha de colocación.
Todos lo pacientes posoperados de cirugía cardíaca tienen registro de diuresis estricto por turno en GACELA. De la misma forma se registra la cantidad de líquidos ingeridos.
El balance hídrico se hará cada 24 horas, y se cerrará a primera hora de la mañana. Es importante la recogida de orina porque los diuréticos forman parte de su tratamiento.
Es normal que se acumule líquido (edemas) sobre todo en miembros inferiores y superiores. Por eso pesaremos al paciente todos los días para saber si está reteniendo líquidos.
¿Cómo nos ayudará el paciente esta vez?
Nos avisará cuando realice su primera micción tras la retirada de la sonda.
Es importante que recoja la orina para medirla. Se guardará en un bote con tapadera para su recolección situado en el baño, marcado con el número de la habitación y la letra de su cama.
Avisará igualmente si presenta dificultad para orinar y/o dolor por debajo del ombligo, ya que esto podría indicar una retención de orina y ser necesaria la colocación de una sonda.
Si tiene colocada una sonda, evitará tirones, de la misma forma que mantendrá la bolsa recolectora siempre debajo de la cintura.
Vía venosa central y periférica
Necesitamos tener unos accesos venosos para infundir líquidos, medicación o hemoderivados, si el paciente lo necesita tras la operación.
Anotaremos si es un acceso central o periférico. Dónde está insertado, calibre y número de luces (si es central), así como lo que se perfunde por cada luz. El aspecto de la piel donde está insertado y si le molesta.
¿En qué puede colaborar?
Intentando no dar tirones mientras tenga sueros.
Cuidando la vía venosa para no engancharla y evitar traumatismos.
Avisando si nota dolor o inflamación en la zona.
Por último dejaremos el timbre al alcance de su mano para que no dude en llamarnos para lo que necesite. Por nuestra parte intentaremos, entre todo el equipo, hacer su estancia lo más llevadera posible.
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Fotos realizadas con la Autorización para la Toma y Filmación de Documentación Gráfica firmada por el paciente.