Una mirada a los medicamentos

Por Manuel David Martínez (DUE)
Hospital Meixoeiro de Vigo

Casi todos tenemos en casa un pequeño botiquín, una caja con productos farmacéuticos o como queramos llamar a ese lugar donde guardamos los medicamentos, gasas, mercromina…. Con todos ellos, nos cuidamos, nos aliviamos de ciertos dolores, curamos algunos accidentes domésticos y tratamos algunos pequeños trastornos de nuestro organismo. En suma, nos sirven para velar por nuestra salud. Lo que aquí se presenta no consiste en obtener de un botiquín productos para realizar algún sencillo experimento en casa.

Se trata más bien de que simplemente “mirando” atentamente los medicamentos que allí se encuentran, podamos extraer de ellos un conocimiento acerca de muchos conceptos y términos, porque los medicamentos contienen una información muy valiosa que nos puede ser muy útil a la hora de su administración y control.

La misma palabra «fármaco» deriva del término griego «pharmakon», utilizado en la antigüedad entre los alquimistas griegos para referirse a los reactivos químicos. Por otra parte, generalmente tomamos la palabra «fármaco» como sinónimo de medicamento, lo cual no es del todo cierto. Debemos poner siempre atención a nuestro lenguaje científico, cuidándolo incluso en nuestra conversación cotidiana. Por ello, en primer lugar atenderemos a éste y algunos otros aspectos esenciales para lograr nuestro objetivo.

Terminología

Fármaco: toda sustancia químicamente pura que presenta una acción biológica, lo cual no significa que pueda ser siempre utilizada con fines terapéuticos.
Puede proceder bien de fuentes naturales –materia prima de origen vegetal, animal o, incluso, mineral- o bien ser un producto sintetizado en un laboratorio.

Medicamento: todo fármaco cuya actividad biológica se utiliza ya para fines terapéuticos. No todos los fármacos pueden ser empleados como medicamentos. Muchos fármacos, aunque tengan una actividad biológica apropiada para ciertos fines, pueden presentar unos efectos secundarios en absoluto deseables para el hombre o los animales a los que fueran destinados. Un medicamento puede estar constituido por uno o varios fármacos.

Antes de que un fármaco pueda ser convertido —en su caso— en un medicamento, ha de pasar por una serie de controles, tanto farmacológicos y toxicológicos (tipo de actividad, efectos secundarios y laterales, carencia de actividad carcinogénica, etc.) como químicos, sobre todo analíticos (pureza, composición química, etc.). Y una vez que el fármaco supera esos controles, se le aprueba oficialmente para su introducción en el mercado de medicamentos.

Droga: aunque en nuestro lenguaje cotidiano solemos emplearlo con una acepción negativa, en realidad hace referencia a la materia prima de origen animal o vegetal que posee actividad biológica, pero que no ha sido manipulada.

Mecanismo de acción de los fármacos

Principio activo: grupo atómico responsable de la actividad biológica del fármaco, que sería así la parte del fármaco que actúa dentro de determinados puntos de nuestro organismo.

Una de las primeras teorías en este sentido daba una explicación muy sencilla: determinados grupos funcionales (oxhidrilos, anillos aromáticos, átomos de nitrógeno básicos, etc.) se combinarían con ciertos puntos receptores organismo en cuestión, siendo ese punto receptor el lugar donde el fármaco se encaja mediante una reacción química.

Esta teoría fue elaborada a finales del siglo XIX y sus ideas básicas aun subsisten en la actualidad, aunque con variaciones conceptuales debidas a los avances en el conocimiento científico. Antes de llegar a ese punto receptor el fármaco debe atravesar una serie de tramos dentro de nuestro organismo, pasando por muy diversos fluidos, membranas, etc. Procesos en los que hay que tener en cuenta fenómenos de tipo químico y también fisicoquímico.

El medicamento se ha de presentar al mercado bajo una forma determinada (píldoras, inyectables, supositorios, etc.) y con determinados excipientes, de tal manera que así pueda ser suministrado al paciente. Esto es causa de que la acción farmacológica de un medicamento no dependa tan sólo de la naturaleza química del fármaco, sino de esos otros factores. Por ejemplo, del tamaño del cristal o de sus partículas; del grado de hidratación del cristal; del excipiente o aglutinante; si está en disolución o en forma salina; de la vía de administración; del pH del medio, etc.

Forma de nombrar los medicamentos

Como los fármacos son compuestos químicos, tendrán un nombre químico por las reglas generales para nombrar éstos, es decir, las de la IUPAC (International Union of Pure and Applied Chemistry) y las de la IUB (Internacional Union of Biochemistry).

Debido a la complejidad de las moléculas de los fármacos, estos nombres resultan poco prácticos; son demasiado complicados y largos, difíciles de retener en la memoria y no dan idea de su utilidad desde el punto de vista terapéutico.

Por esa razón se recurre a otro tipo de nombres, que poco o nada tienen que ver con su estructura química: se trata de los llamados nombres genéricos Denominaciones Comunes Internacionales (DCI) según la unificación y sugerencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La OMS aconseja que los nombres genéricos no sean muy largos; que resulten fáciles de pronunciar y deletrear; que se diferencien unos de otros fonética y ortográficamente para no crear confusiones; que no contengan ningún término que pueda inducir al paciente a asociaciones negativas (como el término de “cáncer”, por ejemplo). Y si un fármaco pertenece a un grupo de sustancias emparentadas farmacológicamente, su nombre debe mostrar esa relación

Para esto se utilizarán una serie de partículas —sufijos o prefijos— como por ejemplo: acetamol, -ciclina o cort-, sulfa-, etc.

Por último, dado el peso y volumen económico de la industria farmacéutica, son importantísimas las patentes, por lo que los medicamentos tienen también una marca registrada, por la empresa propietaria de la explotación de la patente y que normalmente indica muy poco de su naturaleza química.

Es, pues, el nombre comercial: se reconoce porque en la parte derecha del nombre lleva un superíndice con una R dentro de un círculo, ® (por ejemplo, Gelocatil®). Esto da también lugar a que el mismo principio activo pueda aparecer en el mercado farmacéutico bajo nombres comerciales diferentes, a veces muy numerosos, como ocurre por ejemplo en el caso del paracetamol (DCI), que actualmente se encuentra con unos treinta marcas registradas (Gelocatil, Acertol, Actron, Apiretal, Dafalgan, Panadol, Termalgin, Xumadol, etc..). Esto, evidentemente, da lugar a confusiones, por lo cual hay que tener presente que es con el nombre genérico, DCI, con el que se identifica verdaderamente el fármaco o principio activo.

No obstante, aunque el mismo nombre genérico corresponda al mismo fármaco, al ser de marca comercial distinta no siempre su acción farmacológica es la misma, ya que ésta depende no sólo de la naturaleza química del fármaco, sino de otros factores, como antes se señaló. Con esto entramos también el tema de los medicamentos genéricos, de los que tanto se trata actualmente en los medios de comunicación. Un medicamento genérico no es más que un medicamento en el que la patente de su correspondiente principio activo ya ha caducado, por lo que su precio de mercado no está recargado con el porcentaje destinado a los gastos de investigación y desarrollo. Ésta es, pues, su gran y evidente ventaja, la de ser más baratos para el consumidor y para la Seguridad Social.

Información contenida en los medicamentos

La información que nos ofrece un medicamento está contenida en su prospecto, en su envase y en el aspecto del medicamento en sí mismo. Pero en cuanto a sobre cuál es esa información, hay que considerar que los datos que más nos interesan desde el punto de vista científico y didáctico están contenidos en los prospectos.

Información de los prospectos

  • Cuál es su principio o principios activos (algunas veces se nombran así expresamente y otras se da tan sólo el nombre de los fármacos correspondientes).
  • Cuál es el excipiente (así como si tiene otros posibles componentes).
  • Cuál es la acción biológica (muchas veces se señala directamente y otras con términos tales como analgésico, antipirético, antifúngico, etc.).
  • A qué grupo de fármacos pertenece (aunque no siempre se dice).

Sin embargo, en los envases también otra información como la caducidad, lote de fabricación, si se suministra con receta médica, si requiere condiciones especiales de conservación, etc. Son una serie de símbolos, siglas y números, que en general resultan incomprensibles para el usuario. Los más importantes y frecuentes son:

Símbolos:


Caducidad inferior a cinco años


Se expende con receta médica ordinaria.


Se expende con receta médica ordinaria pero requiere un seguimiento especial (para sustancias psicotrópicas).

Se expende con receta especial y requiere talonarios específicos (en sustancias estupefacientes). (Si no hay ningún círculo, no precisa ningún tipo de receta)


Condiciones de conservación especial (en el frigorífico)


Material radiactivo.

Números
Aparece un número de seis cifras que comienza por 6, 7, 8 ó 9 que es el código nacional que identifica al medicamento.

Siglas

EFP ó especialidad farmacéutica publicitaria (se trata de medicamentos que pueden ser publicitados en los medios de comunicación, y que no son pagados por la Seguridad Social);

ECM ó de especial control médico (el farmacéutico debe notificar el número de medicamentos de esta clase que haya expedido así como el nombre de los médicos que los hayan recetado);

TLD ó tratamiento de larga duración (medicamentos para enfermedades de tipo crónico, de largo tratamiento);

DH ó de diagnóstico hospitalario (medicamentos que exigen pruebas de diagnóstico hospitalario antes de su prescripción, como por ejemplo, antibióticos de nueva generación, anticancerígenos, etc..).

EFG ó especialidad farmacéutica genérica
Fecha de caducidad y lote de fabricación

La fecha de caducidad viene reflejada con el mes y el año. Suele aparecer una letra en mayúscula seguida de un número: la letra corresponde al año de fabricación (ejemplo; H, año 1993; I, 1994; J, 1995; K, 1996, etc.) y el número es el del lote.

Cupón de precinto
Es el rectángulo que recorta el farmacéutico para unirlo a la receta de la Seguridad Social. Está compuesto por un código de barras y una serie de letras y símbolos, con lo que figura esta información: importe del medicamento reembolsado por la Seguridad Social (ASSS); nombre del laboratorio, nombre del medicamento y cantidad de unidades (como comprimidos, supositorios, mililitros, etc.); código nacional (otra vez); código de barras.

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